Ciudad del caos

“Neralo. Ciudad del caos” es la primera novela de una trilogía de fantasía y ciencia ficción que se va a ir creando en esta bitácora. Es una novela viva. Por lo tanto, aunque a grandes rasgos ya está escrita en mi cabeza, los comentarios y aportaciones de los lectores podrán ir modificando el transcurso de la historia. Subiré un nuevo capítulo cada sábado. Para leer la novela en su orden correcto, selecionar "Orden posts:Ascendente". Más en: www.neralo.info

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Lugar: Bilbao, Bizkaia, Spain

11 noviembre 2006

20. Engaño

Ca entró violentamente en la sala de reuniones. Elo y Many estaban sentados, hablando. Sombra y Eón estaban mirando unas cosas en su T.A.R. y Jeul caminaba impaciente por la sala. Todos dejaron lo que estaban haciendo y miraron a CA. Éste tiró su C.R.:A. contra la pared.

-¡Joder! ¡Mierda! –Ca lanzó un grito de rabia.

-¿Qué pasa? –preguntaron algunos.

-¡Capullos! Son una cuadrilla de idiotas.

-Pero, ¿quién?

-Los puños metálicos y los predadores. No coge ninguno el C.R.

-Déjame intentarlo a mí –dijo Jeul mientras lo activaba.

-No te preocupes, hace nada que lo tienen, no se habrán acostumbrado todavía a ellos. Many, ¿puedes hacerme un favor?

-Sí, claro. Dime.

-Ve al cuartel de esos idiotas y tráelos aquí ahora mismo. Si hace falta, los traes de los huevos, pero tráelos.

-Ningún problema, ahora vuelvo.

-Esto… están en el cuartel de los predadores.

-Pero si eso está a las afueras. ¿Cómo se les ha ocurrido ir allí?

-Es que el cuartel de los puños metálicos está demasiado cerca de “El Hospital”. Además, el parque de los predadores está bien colocado, defensivamente hablando, y desde la torre pueden ver muy lejos.

-¿Qué le vamos a hacer? Ahora vuelvo.

Many salió de la sala. Se hizo un silencio y Ca permaneció inmóvil, mirando a la puerta. Finalmente se volvió hacia el resto y sonrió.

-Vamos –ordenó Ca.

-¿Qué? –preguntó Sombra.

-Que nos vamos… ¡Todos al sótano!

-¿Y Many? –preguntó Elo.

-¿No he dicho que vayamos…? ¡Pues vamos!

Nadie más dijo nada. Todos salieron de la sala y siguieron a Ca hacia el sótano. Pero ninguno iba convencido de lo que hacía. Cuando llegaron al sótano, todas las personas que iban a participar en el ataque estaban presentes, incluso las tropas de Jarro y Beda.

-¿Qué es esto? Nos has engañado, Ca.

-No te pongas así, Elo. Todos sabemos que es un ataque kamikaze. No vamos a pelear por nosotros, sino por nuestros amigos y familiares, los que no van a la batalla. Son ellos los que sobrevivirán y los que van a disfrutar de lo que consigamos.

-Ya… -la voz de Elo era dubitativa y un tanto lastimera-. Todos lo sabemos, pero no nos gusta hablarlo. No deberías ponerte a predicarlo precisamente ahora que vamos a entrar en batalla. Vas a desanimar a la gente.

-Ya lo sé. Sólo quiero que entiendas por qué he engañado a Many: no quiero que luche en esta guerra. Será ella una de las que sobreviva, y puede hacer mucho por la ciudad –Ca hizo una pausa-. Lo que más pena me da de todo esto es que no voy a ver mi ciudad viva y libre. Pero… ¿qué le vamos a hacer?

-¡Maldito cabrón sentimental! ¿Nunca cambiarás? Por lo menos podías habérmelo dicho. Sabes que te habría apoyado.

-Lo siento, era más real si no sabíais nada. Todos erais mis cómplices involuntarios.

-No pasa nada. Ahora tenemos cosas que hacer, tenemos que escribir historia. Esta batalla la van a recordar durante años.

-Sí… Vamos a dar caña a esos ochos –Ca se volvió y miró a la turba-. ¡Eh! –gritó para que le hicieran caso-. Hoy es nuestro día. Hoy vamos a cambiar la historia. Vamos a liberar nuestra ciudad de los ochos. Algunos de nosotros moriremos, pero no habrá sido en vano si logramos nuestro objetivo. Si lo conseguimos, ninguno habrá muerto, seremos recordados eternamente, seremos inmortales en la memoria de la gente. Por eso vamos a matar a cualquier ocho que se ponga por delante. ¿Qué queremos?

-¡SANGRE DE OCHO! –gritó la turba enfurecida.

-¿Y cuando la vamos a conseguir?

-¡HOY!

-¿Cuál es el único ocho bueno?

-¡EL OCHO MUERTO! ¡EL OCHO MUERTO!