Ciudad del caos

“Neralo. Ciudad del caos” es la primera novela de una trilogía de fantasía y ciencia ficción que se va a ir creando en esta bitácora. Es una novela viva. Por lo tanto, aunque a grandes rasgos ya está escrita en mi cabeza, los comentarios y aportaciones de los lectores podrán ir modificando el transcurso de la historia. Subiré un nuevo capítulo cada sábado. Para leer la novela en su orden correcto, selecionar "Orden posts:Ascendente". Más en: www.neralo.info

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Lugar: Bilbao, Bizkaia, Spain

30 septiembre 2006

14. El Plan

El cuartel de los dragones había sido tomado por los militares. Pero cuando llegaron no había nadie ni nada de interés. Los dragones se habían repartido entre los territorios de las bandas aliadas. Las personas de importancia para la guerra contra el ejército habían sido alojadas en el cuartel de los payasos. Las que no pelearían, pero eran importantes, estaban ocultas en los subterráneos. Y el resto había sido enviado al territorio de los Merodeadores oscuros.

El cuartel de los payasos era un antiguo centro comercial. Las puertas de cristal estaban rotas, así que usaban las verjas metálicas para cerrar. La planta baja estaba rodeada de escaparates rotos, llenos de escombros y entablillados. El edificio, de siete plantas, estaba completamente agrietado y lucía unas letras verdes en las que se podía leer: “E rte I gl s”. La fachada también lucía una enorme cara sonriente dibujada con spray rojo. Las plantas subterráneas, que habían sido el parking, se seguían utilizando para este mismo cometido, además de como zona de entrenamiento. La zona de reuniones, los laboratorios y las habitaciones de importancia estaban en la segunda planta. Las paredes eran de escayola y más modernas que el resto del edificio. Ca estaba en la sala de reuniones.

-Polo, ¡estás completamente loco! ¿Qué era lo que querías?

-Tenía que cerrar ya la entrada a los subterráneos. Si no, los militares habrían oído la explosión y podrían haberla encontrado.

-Pero, ¿y tú? ¿Qué demonios ibas a hacer tú? Si no llega a sobrar una moto, te habrías quedado allí.

-Bueno… habría intentado huir.

-Jodido héroe suicida. Pues no quiero más heroicidades como ésa. Preocúpate más por tu puta vida, que te necesitamos. Por cierto, ya no eres jefe técnico –Polo lo miró extrañado-. A partir de ahora eres maestro técnico.

-Pero, si eso no existe.

-Ahora sí. Vas a estar por encima de todos los jefes técnicos. Espero que sepas manejarte.

-Sí, claro –dijo Polo todavía dubitativo-. Gracias.

Ca se dirigió a todos los motoristas que habían participado en la operación.

-Lo habéis hecho muy bien. Os elegimos Elo y yo entre todos nuestros efectivos. Vosotros erais los mejores para la guerra y lo habéis demostrado. A partir de ahora formaremos un grupo para las operaciones más delicadas. Ese grupo se va a llamar Alas Rojas, ya que nuestra primera operación terminó con un vuelo y fue muy sangrienta –hizo una pequeña pausa para que todos asumiesen la información que había dado hasta el momento-. También hemos decidido que no sería bueno que ni Elo ni yo seamos los líderes de este grupo de elite, ya que lideramos una banda. Así que vosotros decidiréis quién os liderará –volvió a hacer otra pausa para que asumieran el resto de la información-. Coged cada uno un papel y escribid el nombre de la persona que elegiríais como líder. Sé que es un método muy rudimentario, pero es más rápido y, siendo tan pocos, no habrá problemas.

Ca repartió un trozo de papel y un bolígrafo a cada uno. Dejó un par de minutos para que cada uno escribiera el nombre y luego los recogió. Fue leyendo los papeles uno a uno en voz alta.

-Parece que lo teníais muy claro. La mayoría, yo incluido, hemos votado a Many. Así que, a partir de ahora, serás la líder de los alas rojas. Si estás de acuerdo, claro.

-Claro que sí, acepto encantada.

-Pues, entonces, doy por concluida la primera reunión de los alas rojas. Bueno… creo que eso tenías que haberlo dicho tú.

-Da igual –Many sonrió divertida.

Todos se marcharon menos Ca, Many y Elo. Los tres se sentaron cómodamente en la mesa central. Ca activó el micrófono de su C.R.

-Oriol, ¿estás ahí?

-Siempre estoy.

-Bien. Hemos usado las motos. Han funcionado.

-Me alegra saberlo. ¿Ya tengo vuestra confianza?

-Por el momento sí. Ahora tenemos un problema. El ejército ha empezado a atacarnos directamente. Pretende exterminarnos.

-Típico de ellos. Ésa suele ser su forma de actuar –Oriol hizo una pausa antes de seguir hablando-. Tenemos un plan, pero uno de los grandes. Pero todavía tendremos que esperar unos meses para llevarlo adelante. Nos vendría muy bien que entraseis en él. Pero para ello vais a tener que aguantar ese tiempo. Tenedme al tanto de lo que pasa y yo os ayudaré en todo lo posible para que sigáis adelante.

-Y, ¿cuál es ese plan?

-Estamos construyendo unas bombas que generan una sobrecarga de energía, destruyendo todos los aparatos electrónicos.

-Sí, ya he oído hablar de ellas. Pueden dejar una ciudad sin energía durante un tiempo, y muchos de los aparatos eléctricos quedarán inutilizables. Un completo caos.

-Sí. Pero, ¿qué me dirías si te dijera que todos los aparatos electrónicos quedarían inutilizables?

-Alguna vez se ha conseguido, pero nunca se tiene la certeza absoluta de que sucederá.

-Nosotros la tenemos.

-De todas formas, ¿qué conseguiríamos con ello? ¿Que una ciudad sea el escenario del caos absoluto?

-Y, ¿si no fuese una ciudad? ¿Si fuese un país entero? O, ¿si fuese el mundo?

-Eso es imposible.

-Nosotros lo tenemos. En realidad es muy similar a la bomba de siempre, pero con algo más de potencia. Así nos aseguraremos la destrucción de todos los aparatos electrónicos.

-Pero, ¿cómo llegar a todo el mundo?

-Con un simple sistema de emisores-receptores. Estos recibirán la señal de la bomba y la recrearán. Luego, la siguiente antena hará lo mismo. Y así hasta llegar a todo el mundo.

-¿Antenas en todo el mundo? ¿Las tenéis?

-En ello estamos. Y nos vendría muy bien que vosotros construyeseis la vuestra.

-De todas formas, no sé si me convence mucho vuestro plan. Pasaríamos de un gobierno totalitario a una anarquía en cuestión de segundos. Sería el caos absoluto.

-Pero, si nos deshacemos del ejército en ese momento de caos, luego podremos implantar nuevos gobiernos, mejores.

-Tenemos que meditarlo. De todas formas, pásale las instrucciones de construcción de la antena a Polo. Por si acaso, mejor tenerlas.