Ciudad del caos

“Neralo. Ciudad del caos” es la primera novela de una trilogía de fantasía y ciencia ficción que se va a ir creando en esta bitácora. Es una novela viva. Por lo tanto, aunque a grandes rasgos ya está escrita en mi cabeza, los comentarios y aportaciones de los lectores podrán ir modificando el transcurso de la historia. Subiré un nuevo capítulo cada sábado. Para leer la novela en su orden correcto, selecionar "Orden posts:Ascendente". Más en: www.neralo.info

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Lugar: Bilbao, Bizkaia, Spain

19 agosto 2006

8. Desertores

Ca estaba ultimando los preparativos para el próximo ataque a los ochos cuando Jon entró en su despacho. Traía consigo un paquete envuelto en papel de periódico. Ca se esperaba lo peor, pero cuando lo abrió, se llevó una sorpresa. Era una matrícula, como había previsto. Pero no era una de sus matrículas. Además, para mayor sorpresa de Ca, la matrícula estaba firmada por los payasos.

-Jon, ¿sabes quien ha dejado esta matrícula?

-No, ni idea. Estaba en la entrada. A mí sólo me han dicho que te la entregue.

Entonces, Ca se fijó que en la parte interior del periódico había algo escrito. Así que cogió el papel arrugado y lo estiró sobre la mesa. En el podía leerse:

“Payaso traidor,
que entregas tu corazón
a un asqueroso dragón,
pagarás por tu error”

Ca lo leyó atentamente varias veces. Finalmente miró a Jon con cara preocupada e hizo fuerza para sacar un hilillo de voz.

-Haz llamar a Elo –el tono de su voz era preocupado y a la vez disgustado.

Jon se marchó sin hacer preguntas. Ca se sentó en una silla frente al periódico y la matrícula. A pesar de que sabía que Elo tardaría más de una hora en llegar, decidió esperarle sentado. Mientras esperaba, no pudo hacer otra cosa que mirar la matrícula y, por primera vez en la vida, pensó quién podría ser el muerto, si tendría familia y si su muerte habría sido dolorosa. No sabía muy bien por qué, pero se sentía culpable por una muerte que él no había cometido. Finalmente, cuando Elo entró por la puerta, Ca estaba tan sumergido en sus preguntas que ni se enteró. Elo esperó un poco y, al ver que no reaccionaba, le llamó.

-Ca, ¿estás bien?

-Sí, sí. Lo siento. Estaba pensando en algunas cosas. Siéntate, por favor.

Mientras Elo se sentaba, Ca se fijó en él por primera vez. Era una persona de aproximadamente su misma altura. Su pelo, negro y rizado, le caía hasta la altura de los hombros. Vestía una camiseta granate con dos franjas azules en las mangas. Ca le miró con pena y le mostró la matrícula.

-¿La reconoces?

-Sí, es la matrícula de Kerven. ¿De dónde la has sacado?

-Me ha llegado hace un rato. Mírala por detrás, está firmada.

-¿Quién ha sido? –Ca le hizo un gesto para que mirara la matrícula y Elo la giró-. No puede ser. Esta es nuestra firma. No tiene ningún sentido.

-Sí que lo tiene. Mira la nota que han dejado junto a ella –Ca le mostró la nota y cuando la hubo leído, continuó-. Parece ser que no le ha gustado a todo el mundo que te unieras a nosotros.

-Y, ¿qué iba a hacer? Saben muy bien que no teníamos otra salida.

-Ya. Pero sea como sea, tenemos que acabar con tus parásitos. A ti no te vienen bien, y a mí tampoco. ¿Sabes quiénes pueden ser?

-Sí. Seguro que son los payasos de Rob. No son muchos, pero eran fieles seguidores de Rob. Algunos, incluso opinaban que Rob era demasiado blando. Desde que le mataste, su misión principal es matarte. Y desde luego, no me van a perdonar que yo esté contigo.

-Bueno, eso tiene fácil arreglo entonces. Está claro que esta matrícula es un desafío. Pues aceptemos el desafío. Quiero hablar con ellos. ¿Podrías conseguir una cita?

-No sé. Seguramente no. Cuando se lo proponga, ellos pondrán las reglas y ya está. No creo que nos den más opciones.

-Suficiente. ¿Para cuándo crees que las tendremos?

-Pues, si salgo ya, calculo que nos habrán retado para esta noche.

-Mejor todavía. ¿A qué estás esperando?
***

Cuando Elo volvió al despacho de Ca, éste estaba más relajado. Se acercó a la mesa y se sentó en la silla de invitados.

-¿Qué tenemos?

-Más o menos lo que te dije.

-Perfecto. ¿Esta noche entonces…?

-Sí, pero… -Elo dudó sobre lo que iba a decir-. Las noticias no son tan buenas. Dicen que nada de negociaciones. Quieren la jaula. Y quieren que nosotros participemos en sus juegos.

-Bueno, pero ¿también participará su líder, o lo que sea?

-Sí, pero no sé yo si la jaula es una buena idea.

-Le verdad es que preferiría las negociaciones. Pero si no hay mas remedio… Tú mismo lo dijiste: ellos ponen las reglas.

-Ya, pero estamos hablando de la jaula.

-Bueno, no seas plasta. Tenemos que deshacernos de ellos. Si esa es la única manera, que así sea.