Ciudad del caos

“Neralo. Ciudad del caos” es la primera novela de una trilogía de fantasía y ciencia ficción que se va a ir creando en esta bitácora. Es una novela viva. Por lo tanto, aunque a grandes rasgos ya está escrita en mi cabeza, los comentarios y aportaciones de los lectores podrán ir modificando el transcurso de la historia. Subiré un nuevo capítulo cada sábado. Para leer la novela en su orden correcto, selecionar "Orden posts:Ascendente". Más en: www.neralo.info

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Lugar: Bilbao, Bizkaia, Spain

08 julio 2006

2. La Sala

A la mañana siguiente, temprano, sonó el despertador. Ca le dio un manotazo, pero como no se apagó, se vio obligado a levantarse. Miró a su alrededor con desgana. El cuarto estaba lleno de latas de cerveza. Todo estaba exactamente igual que la noche anterior, a excepción de la lucecita parpadeante del TAR (Terminal de Acceso Restringido), que indicaba la presencia de nuevos datos. Ca se acercó, tocó la pantalla y una voz metálica sonó en la habitación:

-Por favor, identifíquese.

-Carlos.

-Identificación de voz confirmada. Por favor, introduzca su contraseña.

En la pantalla del TAR aparecían y desaparecían unos extraños símbolos que Ca fue clicando uno a uno, con una rapidez y soltura que demostraban que había seguido el mismo proceso en muchas ocasiones.

-Gracias, tiene un mensaje del consejo. Está citado para dentro de menos diez minutos en el salón principal. Asunto: Alex.

A la vez que soltaba un grito de rabia, Ca cogió la chaqueta de cuero rojo, se la puso y, mientras salía por la puerta, gritó:

-¡Apágate, TAR!
***

Al entrar en el salón principal, se dirigió a la primera fila, donde había una silla reservada para él. A la derecha del pasillo estaban sentados los miembros del consejo; a la izquierda, los siete candidatos a líder (siempre tenían que ser siete, ni uno más, ni uno menos) y en el escenario se encontraba Uis, de pie, contando a todo el mundo la historia de los dragones.

-… firmando el proceso de paz entre las potencias mundiales. Pero el daño ya estaba hecho. Se evitó que la Tercera Guerra Mundial acabase con todos nosotros, pero no sus devastadores efectos. Cada ciudad quedó aislada del resto. Se había perdido el recuerdo anterior a la guerra, ni siquiera sabemos el nombre auténtico de nuestra ciudad, tan sólo su nombre en clave. Y así, aislados por completo de las demás ciudades del mundo, tuvimos que valernos por nosotros mismos…

Uis siguió largo rato hablando, pero en realidad muy poca gente prestaba atención, sólo aquellos que no estuvieron en el nombramiento de Alex, ya que el discurso, aunque aquella vez fue dicho por Gres, era básicamente el mismo. Ca, por obligación más que por otra cosa, en ocasiones atendía al discurso y así podría luego hacer referencia a él cuando le tocase hablar.

-… quedaron claras las intenciones de cada uno de los representantes del pueblo y éstos se agruparon en siete bandas diferentes. El ejército, por su parte, a pesar de que también asistió a esa reunión, no quiso relacionarse con el pueblo y pretendió mantener su supremacía. Dos de las bandas se opusieron abiertamente al ejército y le plantaron cara directamente, pero los planes de unión de fuerzas no funcionaron y el fracaso fue enorme, siendo ambas bandas derrotadas en la batalla de Haro. Cada banda culpó a la otra del fracaso y surgió entre ellas un odio que perdura hasta hoy en día. Estas dos bandas son los dragones y los payasos… Alex solía decir que donde dos fallaron, siete vencerán. Pero la muerte de Alex ha truncado sus planes. Mañana deberemos decidir si los dragones continuarán con el legado de Alex o no. ¿A qué líder seguiremos?

Se hizo un breve silencio seguido de aplausos y vítores mientras Uis bajaba del escenario. Tras una breve pausa salieron los cinco miembros del consejo a escena. Arlin se adelantó, miró a los asistentes y empezó a hablar.

-Esta es nuestra historia –dijo melancólica. Hizo una pequeña pausa y continuó-. Bueno, ahora tendremos que oír uno a uno a los siete candidatos para que mañana podamos decidir quién va a ser nuestro nuevo guía y líder. Primero subirá Ca –esperó a que Ca estuviera en el escenario para continuar-. Ca es un miembro activo de los dragones desde los doce años. Se dio a conocer con su hazaña en la carrera anual de bandas, donde demostró su habilidad con las motos, la cual nos ha venido tan bien en tantas ocasiones. En las anteriores elecciones fue superado por Alex. Pero ahora, con más años y más experiencia, vuelve a intentar liderarnos.

Los aplausos inundaron la sala, sobre todo por las zonas de los grupos más violentos. Arlin se retiro para dejar el protagonismo a Ca. Éste dejó su chaqueta a un lado, se acercó a la parte delantera del escenario y miró atentamente a todos los asistentes.

-Alex… -hizo una pausa-. Es difícil decir algo en una situación como ésta. ¿Qué puedo contaros yo de Alex? Todos lo conocíais, todos tenéis vuestra idea propia sobre cómo es él. Por lo tanto, ¿por qué tengo que deciros cómo era? –hizo otra pausa-. No, no voy a deciros cómo era, ni tampoco cómo soy yo, ni cuales son mis cualidades, ni por qué deberíais elegirme vuestro nuevo líder. No, no voy a hacer nada de eso –junto con esta tercera pausa se hizo un murmullo de dudas y preguntas entre los asistentes. Se oía a gente dudar de lo que Ca estaba diciendo y a otros alabarlo, pero sus palabras no habían dejado a nadie indiferente-. Lo que sí voy a hacer… –dijo con fuerza para silenciar los murmullos- es deciros cómo seremos, o cómo pretendo que seamos si mañana me elegís líder. Sé que a muchos de vosotros os gustaría que siguiéramos la iniciativa de Alex. Me atrevería a decir que a la mayoría. Y, probablemente, lo más fácil para conseguir llegar a ser líder de los dragones es simplemente prometer que se seguirán los planes de Alex. Pues yo os prometo que no los seguiré –puso énfasis en estas últimas palabras, y todos los presentes se vieron sorprendidos al escuchar lo que parecía un suicidio político-. Alex pretendía que las siete bandas se unieran y peleásemos todos juntos contra los ochos. ¡Pobre iluso! Alex no era más que un necio al pensar que podía lograrlo así, sin más arma que su palabra –las caras de susto y confusión eran cada vez mayores. Nadie entendía cuáles eran las intenciones de Ca, pero éste no parecía preocuparse por ello-. Su plan siempre fue difícil pero, desde que Rob se hizo con el mando de los payasos, su tarea se convirtió en imposible. Y digo yo, es a por Rob a por quien tenemos que ir primero. Es Rob quien impidió los planes de Alex…, quien mató a muchos de sus seguidores… Es él quien lo mató –se hizo la pausa más larga de todo el discurso, pero esta vez nadie fue capaz de decir una sola palabra-. Yo también quiero hacer desaparecer a los malditos ochos. Pero nosotros solos no podemos pelear contra el ejército. Y, aunque nos uniéramos las otras seis bandas, tampoco lograríamos nada. Me da rabia admitirlo, pero Alex lo sabía, yo lo sé, y vosotros tendréis que asumirlo. Sin los payasos, no somos nada contra el ejército. Por lo tanto, para conseguir que se unan a nosotros, debemos matar a Rob. Yo os llevaré por ese camino, y juntos lograremos el sueño de Alex. No sé cuál será el futuro que nos espera, no sé qué pasará, pero vosotros debéis decidir qué es lo que queréis. Mañana tendremos nuevo líder. No sé quién será. Pero, como honra al recuerdo de Alex y felicitación para el futuro líder, sea quien sea, he preparado una fiesta. Esta noche festejaremos el futuro de los dragones. Esta noche tendremos la fiesta más grande que nunca ha hecho una banda. ¡Esta noche tenemos la Sala para nosotros!

Se hizo un murmullo enorme y, ante la confusión de todo el mundo, nadie se dio cuenta de que Ca se había marchado. Arlin fue la primera persona en darse cuenta de ello. Rápidamente se acercó al escenario, despidió a Ca, a pesar de no estar ya en la sala, y presentó al nuevo candidato a líder. Cuando éste empezó a hablar, Arlin salió en busca de Ca. Estaba esperando en la entrada. Arlin lo miró extrañada y Ca la observó con cara de satisfacción y se acercó a ella.

-Gracias.

-¿Por qué has de darme las gracias?

-Porque cuando se den cuenta de que has salido tras de mí van a pensar que me apoyas. Eso me conviene mucho, la verdad.

-Y tanto que te conviene, pero no sé si será suficiente, muchacho. ¿Qué pretendías al dar ese discursito? Es el mayor suicidio político que he visto en mi vida. Tenías posibilidades, chico, pero acabas de tirarlas todas por el retrete.

-No estés tan segura, Arlin. ¿Me acompañas a dar una vuelta?

Arlin siguió a Ca, quien no habló mientras se encontraron en el interior del edificio. Cuando salieron, observó la fachada del edificio industrial en el que se alojaba el cuartel de los dragones. Continuó su paseo sin decir nada. Pronto llegaron a la ría. Miró el puente medio destruido y el edificio metálico de enfrente. La roña de la fachada se encontraba ya verdosa, pero todavía se notaba su grandeza. Arlin se colocó junto a Ca, mirando también el edificio.

-Bonito, ¿verdad?

-Sí. Entiendo por qué nuestros antepasados lo eligieron como zona de reuniones de las siete bandas. ¿Qué vas a hacer esta noche allí?

-¡Todo a su tiempo! Primero querías saber qué pretendía con mi discurso, ¿no? –Arlin asintió-. Bueno, es simple: lo mismo que todos. Quiero llegar a ser líder.

-Pero ¿cómo? Les has dicho lo contrario a lo que querían oír, los has humillado, los has insultado. Si has conseguido algo es que odien..., que te odien.

-Bueno, no todos. Todos los que quieran vengar a Alex con la muerte de Rob, todos los que crean que mi método es la solución, o simplemente los que quieran más violencia, me seguirán.

-Pero tú mismo lo has dicho: la mayoría sólo quiere seguir los planes de Alex. Eres lo suficientemente listo para saber qué es lo que querían oír. ¿Por qué no lo has hecho?

-Eso puede decirlo cualquiera. Es más, me imagino que todos los demás dirán lo mismo: “Pobre Alex…, era un gran tío…, tenía grandes planes…, vamos a seguirlos”.

-¿Entonces? No te entiendo, Ca. No sé si eres un genio o simplemente un idiota.

-Si creyeses que soy un idiota no estarías perdiendo el tiempo conmigo. Lo que pasa es que hay algo que no entiendes, algo que falla. Y ese algo es precisamente lo que me va a llevar a ser líder. Esta noche, cuando la Sala esté llena, voy a ofrecer un concierto de los “Ochos muertos” –Arlin enmudeció, así que Ca continuó con sus explicaciones-. Ellos son mi carta ganadora. Tú misma lo has dicho: todas las personas que me han oído se han enfadado, tienen rabia, odio. Esta noche voy a canalizar esa rabia contra el ejército. Y la gente sabe que soy la mayor posibilidad que tienen de que los venzamos.

-Pero después de lo que les has dicho, ¿crees que irán?

-Por eso hago esta fiesta en la Sala. La Sala es un lugar muy importante para todos nosotros, y para todas las bandas. Ya sea por mí, por la promesa de una fiesta o simplemente por el hecho de poder entrar en la Sala, esta noche estará llena.

-Sabes que no apruebo todo lo que haces –Ca asintió-, ni todo lo que pretendes –Ca volvió a asentir-, pero espero que mañana ganes.

Arlin le dirigió una sonrisa y se marchó paseando de vuelta al cuartel. Ca permaneció inmóvil en su lugar, pensativo.
***

La Sala estaba abarrotada de gente cuando el escenario empezó a llenarse de humo. Cuando los instrumentos dejaron de verse por la densidad de la humareda, se oyó un ruido de disparos procedente del escenario. Luego, un golpe de platillo, acompañado de una fuerte luz blanca, que dejó ver cuatro figuras entre el humo. Siguió así unos segundos hasta terminar con un pequeño solo de batería, acompañado de diversos flashazos de luz que simulaban un ataque aéreo. Finalmente, se encendió una luz rojo sangre acompañada de un largo grito de dolor. La silueta que se encontraba en el medio se acercó al público hasta salir del humo. Era Many. Cuando llegó a la parte delantera del escenario, terminó el grito. Algunas de las personas que estaban en el público empezaron a gritar: “Ochos muertos, Ochos muertos…”. El humo empezó a despejarse poco a poco, hasta hacer visibles a los otros tres miembros del grupo.

Huye todo el día,
De la policía.
Y mientras el Coronel,
No se sabe ¡nada de ÉL!

Todo el rato acojonada,
Pero yo, no he hecho nada.
Esto es muy jodido,
El mundo ¡está PERDIDO!

Solo hay una solución,
Practica la castración
Y evita que esta plaga
Nos deje ¡sin NADA!

Coros (guitarra y bajo): Ocho bueno, ocho muerto. Ocho bueno, ¡OCHO MUERTO!.

Mejor que dinamita,
Utiliza cloratita.
Un poco de goma-2
Y que muera ¡todo DIOS!

Si no lo has matado,
Estás acabado.
El no dudará,
En un momento ¡te MATARÁ!

Ejército gracioso,
Ejército asqueroso,
Vuestra ley no aceptamos,
Si no os vais, ¡os MATAMOS!

Coros (guitarra y bajo): Ocho bueno, ocho muerto. Ocho bueno, ¡OCHO MUERTO!.

Many: A la guitarra, con diecisiete años, descendiente de “los lagartos”, huérfana y con mucha rabia… ¡ILA!

-Hermano de la mano derecha de Alex, veintiséis años y tocando el bajo… ¡XEXA!

-Con dos baquetas por manos, tres altercados con los ochos y veinte años dando caña… ¡VAGAN!

-Detrás de la música, controlando que nada salga mal, nuestro ángel de la guarda de veinticinco años… ¡GAELA!

-Y Many, veintiún años y todavía tengo mucho que gritar a esa gente… ¡PRESENTE!

Recordad amigos, que esto está muy mal
Y si no hacemos nada, nos van a pisotear.
Por eso, si ves un militar, dispárale ya
Y diles a esos ochos, que los vamos a ¡REVENTAR!

La única solución, la única posibilidad,
La única medida… muerte a los ¡DEMÁS!
Muerte es la palabra, muerte es la doctrina,
Muerte para todos… muerte es la ¡SALIDA!

Muerte, Muerte, Muerte, Muerte, Muerte, Muerte, ¡MUER-TE!

El concierto siguió durante más de dos horas. Pero tras las primeras canciones, Ca salió de las primeras filas y fue a la terraza, una zona elevada con sillas y mesas. Allí se encontró con el consejo de ancianos. Algunos de los miembros no le miraron muy bien, pero no dijeron nada. Arlin se adelantó y se acercó a Ca.

-Por lo que puedes ver, el consejo no te aprecia demasiado. Es más, el único que va a votar por ti de ellos es Fegu –hizo una pausa-. Yo tampoco habría votado por tus planes, pero creo que eres el mejor de los candidatos que tenemos ahora, y también serás uno de los mejores que tendremos.

-¿Eso quiere decir qué vas a votar por mí?

-Sí. Habrá que hacer algunos cambios, sobre todo en lo que al consejo se refiere. La mayoría no están dispuestos a cambiar. No por principios, sino por el trabajo que nos va a llevar meternos abiertamente en una guerra. Pero yo sabía que esto llegaría. Ya me hice a la idea cuando te di por ganador en las anteriores elecciones. Sin embargo, esa vez no me habría puesto de tu parte. Pero en estos años han pasado muchas cosas que me han hecho pensar. Bueno, esto es una fiesta ¿no? Y todavía no has ganado nada. Así que ¡ale!, ¡tira por ahí!

-Gracias –dijo Ca mientras Arlin se marchaba de vuelta con el consejo.