Ciudad del caos

“Neralo. Ciudad del caos” es la primera novela de una trilogía de fantasía y ciencia ficción que se va a ir creando en esta bitácora. Es una novela viva. Por lo tanto, aunque a grandes rasgos ya está escrita en mi cabeza, los comentarios y aportaciones de los lectores podrán ir modificando el transcurso de la historia. Subiré un nuevo capítulo cada sábado. Para leer la novela en su orden correcto, selecionar "Orden posts:Ascendente". Más en: www.neralo.info

Mi foto
Nombre:
Lugar: Bilbao, Bizkaia, Spain

22 julio 2006

4. La reunión del área 86

Boggi estaba más lleno que la última vez. Ca y Many estaban comiendo en una mesa al fondo mientras conversaban.

-¿Cómo lleváis la vuelta a los escenarios?

-La verdad es que sigue todo más o menos igual que siempre. Lo único, algún enano, que no nos había oído nunca, nos para cuando nos ve por ahí. Pero nada del otro mundo. Tenemos todos los días unas cuantas audiciones para ocupar el lugar que ha dejado Xexa.

-No me extraña. A todo el mundo le gustaría tocar con vosotros.

-Pues tenemos ya elegido a uno. Vamos a tocar aquí dentro de unos días. Y, si sale bien, seguirá con nosotros. Ya te lo presentaré.

-Ya me alegro de poder volver a oíros. ¿Qué dice Ila de lo de seguir tocando?

-Bueno, al principio tuvimos algún problema. Ella decía que eso ya había pasado y que no sabía si quería volver a actuar. Si tocó en la Sala fue porque tú nos lo pediste. Pero, ahora, le ha vuelto el gusanillo por la música y quiere seguir con ello.

Entró Jon en el bar. Miró alrededor y, cuando hubo localizado a Ca, se dirigió hacia su mesa. Ca no se dio cuenta de su presencia hasta que llegó al lado de ellos.

-¿Qué hay Jon? ¿Quieres comer algo?

-No, gracias, ya he comido. Me ha enviado Arlin a avisarte de que la muerte de Rob se ha hecho pública.

-Gracias, muchacho. Vamos a tener que irnos, Many. Toma un pastelito –dijo mientras le acercaba la bandeja a Jon.

Ca y Many dejaron a Jon solo en la mesa y salieron del bar.
***

Cuando Ca y Many llegaron al área 86, había ya tres personas sentadas en los restos de un banco. Se pararon a una distancia prudente y esperaron a que se levantaran. El hombre dio un paso para acercarse a Ca y le tendió la mano.

-Felicidades por tu nuevo cargo, muchacho –dijo mientras le estrechaba la mano-. Seguro que ya nos conoces, pero permíteme hacer las presentaciones. Soy Teul, jefe del concilio de los payasos. Y estas son Esa y Vico. ¿Quién es la chica?

-Esta es Many, mi mejor amiga, mi mano derecha y una de las nuevas jefas de los dragones.

-Entonces, ¿quieres una unión de bandas? –pregunto Esa-. ¿Y nos lo pides después de haber matado a nuestro líder?

-Así es. Rob era un estorbo para todos, igual que Alex, que no fue capaz de ver cuál era la solución. Los dos estaban cegados por planes absurdos. Y la rivalidad entre ambos les impedía ver más allá de sus narices. Ahora los dos están muertos y yo busco esa solución. Pero no llegaremos a ninguna parte si no nos unimos.

-Por lo visto no somos los más importantes; ya os habéis aliado a los topos –dijo Vico enfadada.

-Los topos tienen una gran arma: los subterráneos. Nosotros utilizamos esa arma contra Rob. Pero su potencial de ataque es completamente nulo. Si os unís a nosotros, podréis usar vosotros también tanto nuestros territorios como los subterráneos, como si fueran vuestros.

-¿Y por qué tendríamos que usarlos si ya no tenemos que pelear contra vosotros?

-Para pelear contra los ochos.

-¿Y si no queremos? ¿Y si preferimos seguir en paz?

-¿Te refieres a agachar la cabeza? No, no va a ser posible. Nos hemos encargado de mosquear al ejército. Pero esos jodidos ochos no saben quién ha sido. Así que van a atacarnos a todos. Y ninguno nos bastamos en solitario para pelear contra ellos. Dentro de unos días voy a organizar una reunión de las siete bandas en la Sala. Espero que en ella nos unamos todos contra el ejército de una vez por todas.

-Estás loco. ¿Sabes donde te metes?

-Por supuesto. ¿Algo qué decir?

-No. Nos veremos en la reunión en la Sala.

Teul, Esa y Vico se marcharon. Una vez hubieron desaparecido de la vista, Many se acerco a Ca.

-¿Crees que va a salir bien?

-Eso espero, Many, eso espero.

-¿Y si no podemos contra ellos ni siendo siete?

-Ya no nos queda otra opción, sólo podemos luchar. Y no va a ser una lucha como las que hemos tenido hasta ahora. Esto es una guerra civil y va a morir mucha gente en ambos bandos.

-¿Y de verdad merece la pena?

-Ninguna persona, sea de la raza, sexo, edad o condición social que sea, debe ser privada de la libertad. No es que merezca o no la pena. No se puede agachar la cabeza eternamente, al final te acabara doliendo el cuello y tendrás que levantarla. Y una vez levantada, volver a agacharla es más difícil.