Ciudad del caos

“Neralo. Ciudad del caos” es la primera novela de una trilogía de fantasía y ciencia ficción que se va a ir creando en esta bitácora. Es una novela viva. Por lo tanto, aunque a grandes rasgos ya está escrita en mi cabeza, los comentarios y aportaciones de los lectores podrán ir modificando el transcurso de la historia. Subiré un nuevo capítulo cada sábado. Para leer la novela en su orden correcto, selecionar "Orden posts:Ascendente". Más en: www.neralo.info

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Lugar: Bilbao, Bizkaia, Spain

16 septiembre 2006

12. La red

Con la ayuda de los técnicos de Elo, en poco más de un día consiguieron comprender el funcionamiento de las máquinas y, lo que era más importante, cómo poder acceder a través de ellas a la red. Apenas se habían introducido en ella cuando encontraron información suficiente como para hacer llamar a Ca y Elo. En poco tiempo ambos estaban en la sala, así que el técnico jefe procedió a dar las noticias.

-Hemos entrado. Y la buena noticia es que no estamos solos. Al parecer. En el transcurso de la tercera guerra mundial, algunas ciudades quedaron aisladas en zonas de completa destrucción. Ése es el caso de la nuestra. Por lo que hemos podido ver, se lanzaron una serie de ataques fortísimos. Lo único que quedó en pie fue esta ciudad, protegida por los montes que la rodean –todo el mundo escuchaba con atención-. Por eso, ninguna de las veces que hemos salido en expedición fuera de la ciudad hemos encontrado nada.

-Y, ¿cómo has encontrado toda esa información?

-Me lo han dicho.

-¿Cómo que te lo han dicho? ¿Has hablado con alguien?

-Así es –dijo el técnico enorgullecido-. Esta red volvió a usarse después de la guerra. Sin el conocimiento ni el consentimiento de los militares, claro. Fuera de la ciudad, los militares tienen más fuerza de la que podemos imaginar. Y la gente no puede moverse por ahí así, sin más. Así que, como no podían comunicarse con otras ciudades, decidieron usar esta red. Este proceso ha llevado muchos años. Ahora mismo, la mayor parte de la población civil está conectada a esta red.

-Y, ¿cómo es que el ejército no ha hecho nada para impedirlo? Si es tan fuerte como dices, debería haberse dado cuenta, ¿no?

-Y se ha dado cuenta. Pero es imposible deshacerse de una red como ésta. Como mucho, son capaces de aislar una zona o ciudad limitada. Así que la red es el refugio perfecto para la gente que se opone al ejército.

-Perfecto. Es mucho más de lo que esperaba.

-Pero ahí no acaba la cosa. Se ofrecen a ayudarnos. Pero claro, su ayuda es muy limitada. De todas formas, ahora que ya tenemos comunicación, vamos a modificar unos T.A.R.:C para que conecten con este T.A.R. y que, así, podáis comunicaros en cualquier momento y lugar con el exterior. Tendremos una primera remesa, de unos cuatro o cinco, en unas horas. Cuando estén listos, os avisamos. Por cierto, nuestro contacto se llama Oriol.

-Gracias. Podéis seguir trabajando.

Los técnicos siguieron a lo suyo y Ca y Elo salieron en dirección al despacho. Parecían más animados de lo que lo habían estado nunca.

-Has tenido mucha suerte.

-Sí, pero también es importante tener suerte. Ahora vamos a ver a dónde nos lleva esto. Pero, puede ser que… ¿cómo dijiste? ¿Demostrar que la inteligencia artificial que tenemos es una mierda? O ¿intentar descubrir como funcionan unas máquinas antiguas? –hizo una pausa acompañada de una mirada burlona-. Puede que eso nos salve la vida.

-Vale, vale. Pero tienes que reconocer que las posibilidades de que sirviese para algo eran muy escasas. Y todavía más que fuese tan bien como parece.

-Sí, pero todavía tenemos que comprobarlo nosotros mismos. ¿Me acompañas a mi despacho? Tengo unas cervecitas para pasar el rato mientras esperamos.
***

Ca y Elo pasaron un rato en el despacho, hablando amistosamente mientras bebían y comían algo. Ca estaba contando su chiste del soldado y el coronel cuando entró el jefe técnico.

-Ya los tenemos –dejó una caja en la mesa-. Por ahora sólo hay cinco. Los he llamado C.R. (Comunicación Red). Son muy sencillos de usar. La base es la misma que la del T.A.R.:C., pero este modelo incluye una cámara de vídeo para hacer video-comunicaciones. La pantalla es más grande. Y lo más importante es el dispositivo auricular. Es este pequeño casco –sacó un aparato poco más grande que una nuez-. Es el C.R.:A. (Comunicación Red: Auricular). Este pequeño dispositivo no sólo funciona como auricular; también incluye un micrófono. Y, si apretáis este botón –el técnico apretó el botón-, sale esta pequeña pantalla. Se coloca justo delante del ojo y muestra lo mismo que la pantalla del C.R., pero es ligeramente transparente. Es decir, es un C.R. en miniatura, que no necesita apenas la utilización de las manos para usarlo. Lo único que no tiene es una cámara, pero puede recibir la señal del C.R.

-Mejor de lo que esperaba. ¿Podemos probarlos ya?

-Sí, pero os recomendaría practicar primero en una red local –ambos permanecieron quietos esperando que continuara su explicación, así que el técnico continuó-… vamos, que habléis el uno con el otro y probéis sus funciones entre vosotros. Luego ya os meteréis en la red.

-Vale. ¿Qué hacemos?

-Coged uno cada uno. Lo primero que vamos a hacer es adjudicároslos. Es decir, que seréis la única persona que podrá usarlo –el técnico les explicó los pasos a seguir con su propio C.R.-. Bien, ahora esos son sólo vuestros. Y este es el mío. Vosotros veréis a quiénes dais los otros dos.

El técnico continuó con las explicaciones. En poco más de una hora les había explicado detalladamente todas las funciones de los C.R. y los C.R.:A.

-Bueno, nosotros hemos terminado con ello. Si necesitáis más C.R., pedídnoslos. Yo voy a seguir con tu moto.

-Espera. Sólo tenemos dos más. Y deberíamos dárselos a Jeul y Sombra.

-Sí, es justo.

-Pero yo quiero uno para Many. Además, sería bueno que tuviéramos libres tres más, por si alguna de las bandas decide unírsenos. ¿Tú quieres alguno?

-La verdad es que no necesito. Así que serían cuatro más... mejor que sean cinco, por si uno se estropea, o para un apuro de último momento.

-Está bien. Haznos cinco C.R más con sus respectivos C.R.:A.

-Vale, se los voy a encargar a alguno de mis técnicos.

El técnico jefe se marchó del despacho y Ca y Elo continuaron probando sus nuevos juguetes. Ca probó el sistema de mensajería y aprovechó para hacer llamar a Many. Siguieron probándolos hasta que Many llegó. Le explicaron el funcionamiento e hicieron la primera conexión a la red.

-¡Hola! ¿Alguien escucha?

-Hola, soy yo, Polo –dijo el técnico-. Por lo que veo, ya estáis en la red. Pero me indica que sois tres los que estáis entrando ¿Es correcta esa cifra?

-Sí, Many está aquí con nosotros. Pero, ¿qué hay de nuestro contacto? ¿Está por ahí?

-Oriol a la escucha. ¿Cómo va la cosa?

-¿Oriol? Soy Ca. Conmigo están Many y Elo. ¡Encantado!

-Igualmente.

-Bueno, las presentaciones ya están hechas, vamos al grano –dijo Ca.

-Por mí, perfecto. ¿Qué quieres saber?

-Si eres de fiar... Para mí no eres más que una persona incorpórea. Sólo una voz. Como comprenderás, no puedo fiarme de ti sin ninguna prueba. Y lo tienes muy difícil para darnos una.

-Pues no te fíes de mí –dijo en tono bromista.

-No es tan sencillo. La situación es delicada y no podemos permitirnos dejar de lado a un posible aliado.

-Ya. Así que tú eres el que me necesita y sin embargo soy yo el que tiene que demostrar que es de fiar. ¿Lo he entendido bien?

-Más o menos –dijo Ca dubitativo.

-Bueno, pues entonces vale. Puedo darte conocimiento a cambio de tu confianza.

-¿Qué tipo de conocimiento? –preguntó Elo.

-Bueno, la verdad es que ya os he dado algo. Pregúntale a Polo.

-Es verdad. Nos ha ayudado con el problema que teníamos con el motor gravitacional. No conseguíamos controlarlo porque desconocíamos las funciones gravitacionales. Pero ha sido muy fácil averiguar cuáles eran cuando Oriol nos ha enseñado las ecuaciones acaóticas de los núcleos elevadores. Es el concepto más básico de la antigravedad.

-No he entendido nada, pero, ¿funciona?

-Parece que sí. Estamos haciendo volar tu moto y se maneja bastante bien.

-Vale, un punto a tu favor, pero no es suficiente. Además, no deberías saber de nuestros experimentos. La próxima vez cierra el pico y consúltame, Polo.

-Lo siento.

-¿Tienes algo más que ofrecernos?

-Por el momento, no. Prefiero que probéis la moto y me contéis qué tal. Permaneceré a la escucha. Por cierto, sería recomendable que no cerréis el canal, así estaremos en contacto en todo momento.

-Y, de paso, escuchar lo que decimos, ¿no?

-No seas burro, cierra el micrófono.

Ca se avergonzó por su metedura de pata y no dijo más, tan solo cerró el micrófono.

-Que os vaya bien.

-Gracias –respondió Polo.

Ca hizo un gesto de cortar con sus manos y tanto Many como Elo cerraron sus micrófonos y los tres guardaron las pantallas de los C.R.:A.

-¿Qué opináis? –preguntó Ca.

-No sé. Parece que quiere ayudarnos. ¿Qué me dices de la moto? –preguntó Many.

-Sí, la moto es importante. Deberíamos verla con nuestros ojos. Si funciona bien, quizás podríamos darle un voto de confianza.

-No sé, Elo. Pero tienes razón, vamos a probar la moto.